El descenso de la fecundidad ocurrido en México
desde mediados de los años setenta es la manifestación más concreta del proceso
de apropiación de la población mexicana de uno de los derechos humanos
fundamentales: la libertad de decidir acerca de cuántos hijos tener y cuándo
tenerlos. Se estima que la fecundidad alcanzó su nivel máximo histórico a
mediados de la década de los sesenta, cuando registró un nivel de 7.3 hijos
promedio por mujer. En las siguientes décadas, los logros alcanzados en materia
de salud y educación y en el mejoramiento de la condición social de la mujer,
contribuyeron a impulsar la caída acelerada de la fecundidad. Desde entonces, la tasa global de fecundidad (TGF)
disminuyó de casi seis hijos por mujer en 1974, a 2.2 hijos para el año 2006.1
Debemos de pensar que si hoy en día la mujer en su
etapa reproductiva tiene a lo más 2 hijos, dentro de 20 años habrá muy poca
gente joven y gran parte de la población serán adultos mayores, lo cual causará
un déficit económico en nuestro país, como está pasando en los países europeos.
Yo estoy de acuerdo con la política de
planificación familiar, en donde la pareja puede decidir cuántos hijos pueden
tener y cuando, pero tenemos que pensar que tanto influyen las políticas públicas
de parte del gobierno y de las
instituciones de salud para evitar una sobrepoblación. Las decisiones de tener
o no pocos o muchos hijos considero que tienen que estar basadas en la calidad
de vida que podemos ofrecerles a los futuros hijos. Los Indicadores de calidad de vida incluyen no solo
elementos de riqueza y empleo sino también de ambiente físico y arquitectónico,
salud física y mental, educación, recreación y pertenencia o cohesión social.
En México existen alrededor
de casi nueve millones de personas que tienen más de sesenta años. En dieciocho
años, para el 2030, se prevé que existan alrededor de 32 millones de personas
que sobrepasen los sesenta años de edad. Para el 2050, la pirámide poblacional
de acuerdo a la edad se habrá invertido, en tanto, habrá ciento sesenta
mexicanos de sesenta años o más por cada cien mexicanos que se encuentren en
una edad de entre cero y catorce años.2
Los adultos mayores son un
sector olvidado por los gobiernos y de seguir esta tendencia en la que pocas
políticas públicas satisfacen sus necesidades, seguirán siendo olvidados
mañana, en el 2030 y en el 2050.
Actualmente, de todos los
adultos mayores sólo alrededor del diez por ciento está pensionado. Desde el
punto de vista económico este sector de la población vive en una situación muy
vulnerable. Esto se debe no sólo a las condiciones económicas, sino en parte,
también a las biológicas que hacen que las opciones de fuentes de recursos para
este grupo poblacional se vayan reduciendo conforme se envejece. Las fuentes de
ingresos para este segmento provienen mayoritariamente de algún familiar con el
que viven. En este caso se encuentra el cuarenta y tres por ciento de los
adultos mayores, el veinte por ciento sigue trabajando y recibe un salario (que
es muy bajo) y el catorce por ciento recibe algún tipo de pensión.3
[1] Centro Nacional de equidad de
género y salud reproductiva, disponible en: http://www.cnegsr.gob.mx/programas/planificacion-familiar-y-anticoncepcion/interes-pfa/pa-pfa.html.
[Consultado el 25 de junio de 2012]
[2] INEG, http://www.inegi.org.mx/default.aspx? [Consultado el 02 de julio de 2012]
[2] INEG, http://www.inegi.org.mx/default.aspx? [Consultado el 02 de julio de 2012]
[3] Orta F. Los olvidados I: la vejez en México.
2012 Feb; 16 [consultado el 02 de julio de 2012] Disponible en: http://www.tinterociudadano.com.mx/?p=1493